miércoles, 9 de octubre de 2013

La sensación del que peca




Pecar te hace sentir como un infeliz, sucio y que no te mereces perdón, te sientes mal contigo mismo. Sientes que Dios te observó y por ende no te perdonara jamás, te crees una escoria y a lo mejor sea cierto en tu propio criterio. Así me siento yo después de pecar, me siento mal. Pero, de todos modos, pecar es algo que me atrae y luego ese pecado es tan descarado que me dice a mi misma: “De todos modos Dios me perdonara”. Es cierto, Dios me perdona si en verdad estoy arrepentida y lo siento de corazón, lo dice su palabra en Salmos 51:17, por que Dios aprecia el arrepentimiento verdadero. Aunque una cosa muy diferente es tentar a Dios, en ese caso tu estas tentando el amor de Dios, te estas aprovechando del ser maravilloso que él es, y su capacidad divina de poder perdonar, y eso esta mal. Míralo  de esta manera, te estas aprovechando de alguien que te ama sin condiciones y sin reservas, que siempre estará contigo en las buenas y en las malas como un amigo realmente fiel, y tú, sabiendo eso, lo tratas peor que a un animal y te aprovechas solo de la ventaja que le puedes sacar. Tú lo golpeas, lo insultas, lo agredes, le escupes a la cara y luego pides perdón para luego cometer los mismos actos. El de buen corazón te perdona y aunque soporta todo lo que le haces no significa que no le duela. Si el te demuestra su amor, entonces, ¿Dónde esta el tuyo? Dios es un ser maravilloso; es mas, déjame decirte que una vez que conoces a Dios el Diablo te hará ver que pecar puede ser atractivo y de hecho así lo sientes. Emocionado ases lo que quieres, lo ves como un momento para ti, sin mucha presión y luego te sientes culpable por haberle abierto una puerta o una brecha al mal. Cuando pecas satisfaces al Diablo pero cuando lo resistes satisfaces a Dios. Es mas, cada vez que pienses en pecar reflexiona en esto, por favor. Dios te dice que te ama, hoy y siempre. El te dice esto aunque no lo escuches.

--Hola hijo mío, ¿Cómo estas? ¿Qué tal estuvo tu día?

--Porque te amo es que quiero ser tu amigo.

--Dime ¿Qué quieres que hagamos juntos hoy? O ¿De que quieres hablar conmigo? Estoy dispuesto para ti.

--¿Por qué no confías en mi?

--Yo sonrío cuando tú haces lo posible por agradarme. Me siento feliz por ti.

--Si tu mente esta muy ocupada en problemas te invito a que te desahogues conmigo para alivianarte. Yo te escuchare y te confortare atentamente.

Te dice esto, entre otras cosas y la verdad, escribir esos fragmentos de diálogos son un puñal a mi corazón porque yo sé que Dios es así y a pesar me insto a pecar deliberadamente (En ocasiones), y, como castigo, me siento siempre como una basura y creo que ya fue la ultima gota que derrame y Dios ya no me perdonara mas. ¡Me desechara! (Pienso), por eso te suplico que no te aproveches del amor de Dios asía ti. No te conviertas en lo que detestas, a ti no te gustaría que alguien pisoteara tu amor y juegue con tus sentimientos solo por el simple hecho de saber amar. Por que si alguien te hace eso, es una manera de esa persona decirte “Te enamoraste solo”. Lo cierto es que por ser Dios tan maravilloso y tan benevolente es que yo me siento como una escoria, por que el no se lo merece. El no me ha hecho nada que no sea por que me ama y no quiere malcriarme ni mimarme al punto de convertirme en un inservible para la raza humana. Todo lo que el permite es por que te transformara para bien aun que muchas veces lo mal interpretemos (1Corintios 10:13), y terminamos culpándolo de nuestras desgracias: Insultándolo, menospreciándolo y hasta el punto de aplicarle la ley del Hielo (nunca dirigirle la palabra).
Déjame ahorrarte el que lo vuelvas a sentir: cuando la tentación o el querer pecar deliberadamente toque hasta tu puerta, recuerda que en el acto puede que no te importe nada, ni siquiera Dios, pero luego te sentirás sucio, asqueado contigo mismo, aun por muy “ligera” que fuese la tentación. Te sentirás mal e indigno y eso no es Dios que te lo hace sentir, sino tu propia culpa, tu propio espíritu que mora en ti quien comenzaba a limpiarse con la sangre de Cristo. Y, aunque suene extraño, yo prefiero mil veces que el espíritu me haga sentir eso a no sentir nada cuando peco, por que si no es así, puedo estar segura de que el Espíritu de Dios se ha alejado de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario