lunes, 14 de octubre de 2013

La envidia



Creo que para este tema es bueno que uno pueda conocerse así mismo. Es decir: sabes que Dios te formo desde el vientre de tu madre luego de haberte diseñado en su mente; que él te dio talentos y dones con los cuales le gustaría que lo glorificaras, y lo que es espiritual, TÚ tienes que ganártelo.
Ahora, un tema que es importante tratar es el de “la envidia”. He decidido dividir la envidia en “la envidia terrenal” y “la envidia espiritual”.

Obviamente la envidia terrenal es aquella que codicia los vienes del otro, las riquezas del otro, entre otras cosas. Ej.: buena vida, vida pacifica, dinero, casa, cama, amor, etc (puse cosas buenas para destacar que tener envidia no solo viene por las riquezas pasajeras, algo bueno de una persona también puede ser envidiado, y, aunque sea bueno lo que envidia o codicia, como el amor, humildad, etc, para la persona que lo envidia se torna algo malo porque “envidiar” significa que siempre estarás al tanto de esa persona o cosa. Lo estarás anhelando sin conseguirlo y eso te hará daño). Por mas pequeña que se vea o se sienta una envidia nuestro deber es desecharla para que satanás no gane ventaja, es decir, vea una brecha por la cual escabullirse.

La envidia espiritual es cuando tu anhelas los dones y talentos que Dios le ha dado a otra persona: sea un ministerio, sea un don como el de sanar enfermos, ministrar a otro, etc. PERO la más fuerte de todas es cuando Dios usa a una persona más que a uno mismo. Te fijas en como Dios le bendice, prospera todo lo que hace, en fin… que en todo lo que decide hacer se nota que Jehová lo acompaña. Ya ese tipo de envidia mayormente puede encontrarse dentro de la misma iglesia (pues supongamos que un inconverso fijo su atención en la forma tan agradecida en la  que un cristiano prospera, es posible que ese inconverso se convierta con la esperanza de prosperar igual aunque en el camino conozca de cristo. Dios usa muchos medios). El caso de envidia en los creyentes (y no digo que en las iglesias sea así) es que todos queremos ser utilizados por Dios, todos queremos que el ministre a través de nosotros, que sane enfermos, predicar y conmover al oyente, que el tumulto en las campañas evangelísticas se llene para que sientan de igual modo la presencia del señor, pero la realidad es otra… quien piensa las cosas de esa manera no esta viendo la historia desde la perspectiva de Dios. Es muy fácil pedirlo y anhelarlo pero en la practica es que esta la verdad… se envidia al hermano que esta siendo usado pero no vemos lo que el ha hecho “tras el telón” para ganarse ese mérito… no vemos todas las veces que, posible mente,  sufría insomnio en oración constante con Dios, ayunando quien sabe cuantos días a la semana en jornadas de laaargas horas; no vemos cuando se restringió así mismo para no hacer algo que desagrade a Dios; no vemos como profundiza y medita en la palabra… además de lo que se hace para Dios no se pregona ni se anuncia a menos que se haga con testimonio de adoración y no para vanagloria propia… vuelvo y repito, es fácil pedirlo pero en la practica es que esta la verdad. Es muy fácil decir: “Dios, úsame como tú usaste a tal persona” “¿porque no me prosperas a mi?”, entre otras oraciones que se han sostenido con Dios que solo demuestran el poco conocimiento de Dios que la gente tiene.

“Es cierto que al necio lo mata la ira, y al codicioso lo consume la envidia”
                                                                   (Job 5:2)

“El corazón apacible es vida de la carne; mas la envidia es la carcoma de los huesos”
                                                             (Proverbios 14:30)




La envidia se refiere a la codicia, mayormente (también celos). La ambición de querer lo que otro posee, sea en el mundo secular o evangelístico, sea en algo que se toca o que no se toca. Por ejemplo, Caín mato a Abel por envidia (o celos, como tu prefieras) por que la ofrenda de su hermano fue de mayor agrado para Jehová que la suya. El caso de estos dos hermanos se aplica para lo que ya se había explicado. La persona que esta dedicada a Dios y la persona que no esta dedicada en toda su totalidad a Dios ¿porque? Porque el que tiene su mira en Dios no tiene fácil espacio a una vanidad como esa. Sí, sabemos que el Diablo es sucio y siempre esta listo para las brechas pero depende de ti y de tu ira en Dios el que le des o le restrinjas el paso. En el caso de Caín y Abel es obvio que el sentimiento de los celos gano. Abel lo hizo con un corazón sincero, esperando agradarle a Dios y no al ojo humano, y posible mente Caín lo hizo simplemente porque creyó que solo era un deber hacerlo. Abel fue dador alegre, de corazón sincero quien entrego de lo mejor que tenia porque talvez creyó que Dios se lo merecía, y no como su hermano Caín (dar para salir de eso). Caín y Abel también son buenos ejemplos de múltiples cosas: uno hace lo que hace pensando en Dios y el Otro, en el caminar y el proceder de otro, lo que tiene y lo que Dios le da para juzgar por si mismo si ese alguien las merecía o no. Es una descripción de un envidioso.

Es como el apóstol Pedro cuando vió a Juan (El discípulo a quien amaba Jesús), este le pregunto por el y la respuesta de Jesús fue “si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿ati qué?” ESTA ES LA RESPUESTA QUE JESÚS LE DA A TODOS LOS ENVIDIOSOS, especialmente a los que decidieron limpiarse con la sangre de Jesucristo para que no se vallan a desviar, “si yo quiero que él quede hasta que yo venga, ¿ati qué?” (Juan 21:22-23), y continúo diciendo “Sígueme tú”. En español. Si yo lo bendigo ¿ati qué? Si a mí me plació darle una buena vida ¿ati qué? Si yo lo uso ¿ati qué? “SIGUEME TÚ”, preocúpate en como Dios te ha hecho brillar a ti (como predico el pastor Miguel Núñez en una de sus conferencias). Con eso Jesús nos advierte que debemos mantener nuestra mira en el. Para evitar que las riquezas de los demás o la buena fortuna o suerte de los demás, nos haga daño, Jesús dijo muy claro: SIGUEME TÚ.

En español, fija tus ojos en mí. El que permitió que vivieras y te redimieras, que seas salvo, quien te ha escogido para que tengas una relación especial conmigo, no apartes tu vista de mí, mírame, preocúpate en como YO! Te forme, por desarrollar lo que yo te di que ya es tuyo, por acercarte cada día más a MÍ! Mírame y preocúpate en nuestra relación (todo el mundo tiene una relación independiente con Dios), enfócate en la nuestra: Padre e hijo, Maestro y alumno, Hermano mayor y hermano menor. No mires a la derecha ni tampoco mires a la izquierda, solo fíjate en mi, porque cuando tú apartas tu vista de mi le abres la puerta a otras cosas que no son santas, no te enfoques en lo que le doy al otro, en como yo uso al otro, enfócate en mí que estoy frente a ti, a mí me tienes… a mí ya me tienes, no te preocupes por lo que tienen los demás porque si ya me tienes a mi, que soy mas grande y abundante tú tienes que sentirte especial, porque fuiste escogido para conocer al verdadero Cristo. Escogido para conocerme a MÍ, y con eso basta para que tú seas especial. Mí padre te reservo como alguien especial, por eso enfócate en mí que me tienes. Ami es ya seguro que me tienes y si me pierdes a mí… lo pierdes todo.

¿Puedes creer lo cuan grande es Dios que hasta nos dejo su palabra para que hallemos las respuestas a nuestros problemas?

“Cruel es la ira, e impetuoso el furor; mas ¿quién podrá sostenerse delante de la envidia?”
                                                              (Proverbios 27:4)

“He visto asimismo que todo trabajo y toda excelencia de obras despierta la envidia del hombre contra su prójimo (…)”
                                                               (Eclesiastés 4:4)


Se recalca lo fuerte que es la envidia una vez que consigue entrar. Pues tal como lo describe Salomón en su libro de Eclesiastés, todo trabajo y toda obra despierta, de alguna manera, la envidia del hombre (El Diablo y sus Demonios son quienes te ayudan a hacerla más grande), y la solución es mantener los ojos en Jesús.

Pero también existen aquellos que despiertan intencionalmente la envidia de los demás, convirtiéndose en el tropezadero del camino, tal y como lo escribió el apóstol Pablo en Gálatas 5: 26, y hago énfasis en escribir que aquel que hace pecar a su hermano, amigo, o lo que sea, con conocimiento o justo juicio, Dios lo considera tan culpable o más que el que peco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario