miércoles, 9 de octubre de 2013
Jesús, en el carpintero
Como todo el que ha escuchado la historia de Jesús de Nazaret, se sabe que el era carpintero. Hijo adoptivo del carpintero José y por tanto heredero de su profesión. Quiero destacar que Dios era sabio y poderoso y que no juega a los dados, así, ¿Por qué permitió que su hijo fuera criado en esta profesión? Primero que nada Dios sabia que José era un buen hombre y que la carpintería seria una buena forma de representar lo que Jesús vendría hacer, así que les voy a informar de la profesión de la carpintería en tiempos de Jesús.
Para comenzar. La carpintería era un negocio familiar, es decir, un oficio que solía transmitirse de padre a hijo. Podía comenzar a aprender esta profesión a edades entre 12 a 15 años y así practicar y practicar para poder desarrollar las destrezas de un verdadero carpintero.
El carpintero debía aprender a conocer sus herramientas y su materia prima: La madera (Ciprés, roble, cedro, olivo o sicómoro). Y claro que en el siglo primero no existían aserraderos ni cómodos almacenes donde comprar tablones con las medidas deseadas. Había que ir al bosque, seleccionar buenos árboles, talarlos y luego llevar los pesados troncos hasta el taller. Una vez obtenida la madera ellos realizaban diversos tipos de trabajos, por ejemplo, debían laborar en la construcción de casas (trabajo en el cual pasaban muchas horas a la intemperie). De sus manos salían las vigas del techo, las escaleras interiores, las puertas, las ventanas y los armazones de las paredes. También fabricaban muebles (armarios, cajones, banquillos, sillas, mesas, corralillos para los bebés, etc). A veces decoraban sus muebles con hermosas y elaboradas incrustaciones de madera, aplicaban barniz, cera o aceite para protegerla y embellecerla.
También debían suministrar a los agricultores los instrumentos de labranza, como yugos de madera macizos, rastrillos, palas, los arados, carros y carretillas (incluidas las ruedas), palas y bieldos, etc. Otra ocupación de los carpinteros era la reparación y mantenimiento de todo lo que fabricaban.
Sabiendo esto no esta mal entonar la canción “Al taller del Maestro vengo”. La profesión del carpintero no solo era humilde sino también algo que requería esfuerzo, conocimiento, responsabilidad y calidad. A Jesús también se le conoció como el hijo del carpintero (Mateo 13:55 y Marcos 6:3), quizás para rebajarlo, eso hacían ignorando que Dios permite las cosas dándole otro significado del que nosotros mismos tenemos, porque el labor de carpintero es el que Jesús ejerce en nosotros cuando nos dedicamos a él. Sabiendo esto ¿No te sientes orgulloso de creer en aquel humilde carpintero? En el libro de Isaías 41:7, dice algo muy lindo sobre los carpinteros.
Espero que esto te haya servido.
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Dios te bendiga. Muy buena informacion
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